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Refranero

viernes, 30 de diciembre de 2011

Capítulo 32: Tapar el sol con un dedo

Capítulo 32: Tapar el sol con un dedo

¿Qué era lo que le había sucedido a Bryce? Dos días antes. El G4 estaba sentado en la misma zona de siempre. Junto a la fuente de la gran palmera.
-Hoy le he retirado la tarjeta roja a Valeria. Lo dejé por escrito en el tablón de anuncios por si acaso alguien se quedaba sin saberlo. –Dijo Bryce empezando nuevo tema de conversación para el G3. Se estaban saltando las clases de la mañana. Aaron estaba en clases.
-Tío, a ti te ha dado fuerte con esa chica. En serio. –Dijo Leo dándole un sorbo a su copa de licor. –Sabemos que la chica es bonita, maja, graciosa y tal, pero lo tuyo es ya obsesión.
-Mira Leo, hoy estoy de buen humor, así que no vas a conseguir cabrearme. Ni tú ni nadie puede cambiar hoy mi perfecto día. –Bryce estaba de tan buen humor, que empezó a reírse a carcajada limpia. –Hoy voy a ir a verla a su casa. A ver qué planeo.
-Lo que yo te decía. –Continuó Leo diciéndoselo a Liam por lo bajini en plan marujeo.
-Te he oído. Y ya te he dicho que no vas a poder conmigo. –Dijo con una sonrisa triunfante y haciendo victoria con los dedos.
-Bah, entonces hoy va a ser un día muy aburrido. Liam, a ver si nos pasamos un día por su casa para tomarle el pelo. Me da a mí que si sigue de tan buen humor, no vamos a saber cómo pasar el tiempo en este lugar.
-Cuando quieras, mañana mismo. Yo también tengo ganas de verla, todo está muy triste y tranquilo. –Dijo suspirando. Por mucho que quisieran ocultarlo bajo intereses de diversión, los dos estaban cogiéndole mucho cariño sin darse cuenta.
-Bryce, sentimos la intromisión, pero debemos decirte algo. –Dijeron Angela, Cindy y Stephanie, que habían aparecido allí. Llevaban un móvil entre las manos.
-Decid rápido lo que queráis, y salid de aquí, me molestáis a la vista con vuestras feas caras. –Bryce siempre tan expresivo y simpático con los demás. Fuera de su círculo de G4 y Valeria, no aguantaba a nadie más, a parte de a su hermana.
-Gracias por tu oportunidad. Queremos decirte que hemos visto el tablón de anuncio y venimos a informarte de que retirarle la tarjeta roja a Valeria es un gravísimo error. –Habló Angela, la portavoz del grupo, como no.
-¿Qué quieres decir? –Respondió Bryce interesándose por el tema, incluso se echó hacia delante. -¿Vas a venirme tú a decir lo que tengo o no que hacer?
-No para nada. –Dijo Angela retrocediendo un paso. Estaba asustada, pero tenía que continuar con su plan. –Sólo queremos demostrarte que Valeria se ha estado riendo de ti este tiempo. Mira estas fotos, son la prueba de lo que te decimos. –Dijo ofreciéndole el móvil, que ya estaba puerto por las imágenes que quería mostrarle.

En el móvil Bryce vio fotos de Valeria y Aaron en el estanque de las ardillas. Había de todo tipo, desde ellos dos hablando, riéndose, ella observándolo tocar el piano embelesada, jugando los dos con las ardillas, mirando el cielo a la vez, dando de comer a los peces. Desde que apareció Ashley en la vida de Valeria hasta ahora, un mes después, había pasado mucho tiempo, y estas se habían encargado de recogerlas hasta esperar el momento oportuno. Cuando más doliese.

-Valeria y Aaron se ven todos los días durante el descanso en el estanque de la Uni. Ella va allí todos los días para verlo. Está loquita por él. Nosotras siempre estamos de tu parte, y no queremos que nadie te juegue contigo. –Hizo una pausa para ver la expresión de Bryce, y ver si continuar o no. Él seguía viendo una única foto, y como miraba hacia abajo no podían verle la cara. Esta viendo la que salí a ella espiando a Aaron junto con Ashley el día del rencuentro; en la que salía ella a punto de llorar. –Nosotras nunca jugaríamos con dos chicos, y menos si se tratan de ti y Aaron. –Concluyó Angela.
-Cierto, yo nunca la perdonaría. –Continuó Stephanie.
-No puedo con las chicas así, deberían todas extinguirse de la faz de la tierra. –Dijo Cindy.

A Bryce le temblaba el pulso, esa imagen era la que más lo había impactado. Antes siempre había sospechado que había algo entre los dos, que Valeria estaba enamorada de Aaron, pero eran meras sospechas, ahora tenía la verdad por delante. Una verdad que no pudo soportar. Se incorporó del césped. Se acercó hasta las chicas, que volvieron a retroceder unos pasos, y lanzó el móvil contra la fuente. Incluso al traspasar todo el agua y verse frenado, se descompuso en todas sus piezas al chocar contra el fondo. Las chicas pegaron un grito. Leo y Liam se sobresaltaron. Pero no de su sobresalto, a los que estaban acostumbrados, si no de la mirada que había adquirido. Era la de un poseído por la furia, ira y rabia juntas y multiplicadas por mil.

“Valeria está enamorada de Aaron” Esas palabras resonaban en la mente de Bryce. Y no le daban cabida a pensar en otra cosa. Angela y las demás le habían hecho un daño muy doloroso a Bryce. Le habían abierto una herida que con mucho trabajo había estado intentando cubrir durante bastante tiempo. Ahora los puntos se habían desatado uno a uno, lentamente, con cada imagen que Bryce había visto.

-¡Aaaaah! –Dijo Cindy acercándose a la fuente. -¡Mi móvil nuevo con cámara profesional! –Angela sin embargo, no se inmutó, aprovechó el momento con total sangre fría para sacarle aún más jugo.
-Nosotras tres ya sabíamos que ella estaba detrás de Aaron,  se lo advertimos para que lo dejara. Le explicamos que él ya estaba con Ashley. Y entonces esa chica se puso pálida y rompió a llorar a mares al darse cuenta de que no tenía ninguna oportunidad con él. –Se acercó más, estaba tentando su suerte. Ahora se había agarrado al brazo de Bryce. –Para mí es imperdonable ese tipo de comportamiento. Al momento la vimos otra vez corriendo tras de Aaron.
-Tú. –Dijo Bryce girándose a mirar a Angela. -¡NO ME TOQUES! –Y movió el brazo tan rápido como la punta de un látigo. Ella cayó al suelo de momento. Desde primer momento no debió acercarse tanto a él, y menos con esa mirada asesina.
-¡Angela! –Cindy y Stephanie corrieron a socorrerla al momento. Al momento salieron las tres, apabulladas.
-¡Bryce! –Dijo Leo incorporándose. -¡No golpees a las chicas! –Pero Bryce no atendía a razones, estaba respirando tan agitadamente, que parecía un toro a punto de embestir.
-Te lo dijimos el día que tú pensabas que había venido a entregarte tu virginidad cuando nos lo gritó. Ella no se refería a eso. No confundas las cosas. Ella no te ha engañado en ningún momento. No tiene culpa de nada. No te imagines cosas que no son y no las pagues con los demás al darte cuenta de que no eran reales. –Liam realmente estaba haciendo un gran esfuerzo por calmarlo. Pero es que Bryce, ya se había perdido hace mucho tiempo. Sólo escuchaba aquellas palabras. “Valeria está enamorada de Aaron”. Se repetía una y otra vez.
-Nadie me ha hecho sentir tan humillado en mi vida. –Dijo, con la mirada ida y una cara inexpresiva.
-¡Venga ya! ¡¿Quién se preocupa por la chica pobre esa?! Además, Aaron tiene a Ashley, Valeria nunca podría competir con ella. –Leo había pasado al plan B. Si el camino de la razón no servía, debía recurrir al absurdo, lo que realmente quería escuchar Bryce. -¡Vamos! ¡No me dirás ahora que estás esa! ¡Vamos a la cafetería a tomarnos algo! –Dijo apoyándose en su hombro, como quien no quería la cosa, para quitarle hierro al asunto.
-¿Me estás tomando el pelo? ¿Intentas que me crea que dices eso enserio? Ni tú mismo te lo crees. –Dijo girándose para mira a Leo. En el fondo, algo si razonaba. Por lo menos se había dado cuenta de las intenciones de su amigo. –Y quítate de mi hombro, Leo. Y tú Liam, apártate, quiero pasar. –Leo y Liam se quedaron unos segundos sin saber qué hacer. La reacción de Bryce era tan inesperada. -¿A qué esperas? ¿A que te parta las piernas? He dicho que salgáis de mi camino. –Leo dejó de apoyarse sobre Bryce y Liam dejó el camino libre. Bryce se fue sin decir nada. Con las manos metidas en los bolsillos, mirando hacia abajo, con los ojos muy abiertos y sin mostrar ningún tipo de sentimiento.
-¿Viste sus ojos? –Leo hablaba mientras intentaba recuperarse aún del shock.
-Sí. Bryce es un arma humana cuando se pone así. Es muy peligroso. –Liam seguía en shock también. Todo aquello había sido muy chocante.
-Cierto. ¿Recuerdas aquella vez hace tres años, cuando golpeó en el vientre a un chico y le destrozó todos los órganos por dentro? –Leo rompió el silencio escalofriante.
-Por supuesto. ¿Cómo olvidar aquello? Incluso tú y yo sentimos miedo por la vida del chico. Aunque todo saliese arreglado por la intervención de la madre de Bryce.
-Pues estarás de acuerdo conmigo también en que ahora tiene esos mismos ojos.
-Que va, los de ahora son mucho peores. Mucho más aterradores que la otra vez, y su expresión más inexpresiva. Quizás esta vez, si logre matar a alguien.
-Tal vez Valeria pueda pararlo. Tenemos que ir a hablar con ella. –Concluyó Leo.

De vuelta al presente. Valeria ha llegado al trabajo después del suceso en los jardines.

De camino al trabajo, sentía que me fallaban las piernas. Todavía no me hacía a la idea de lo que acababa de ocurrir. Ese había sido mi segundo beso. El primero fue con Alan, al despedirme de él antes de irme a España, y prometernos que nos volveríamos a ver algún día. Que vale, que el primer beso es el que siempre se recuerda, pero el segundo también. Y ahora para siempre tendría que acordarme de ese violento momento. Aunque al final se haya arrepentido.  Era un idiota. Pero no estaba enfadada con él. En el fondo yo me lo había buscado. En el fondo, me sentía culpable, le había dado falsas esperanzas sin quererlo. En el fondo, yo no era tan diferente a Bryce, yo también me ilusionaba con pequeñas cosas que interpretaba a mi favor.

En la tienda de ropa. Karem me notó al momento que me pasaba algo. Y no hacía falta ser adivina o conocerme mucho, una cara de ausente siempre es mala señal. No quiso decirme nada durante el trabajo, ese día tuvimos un día mu ajetreado. Cuando estábamos a punto de cerrar, entraron por la puerta Leo y Liam. Lo que me faltaba, yo no estaba en condiciones para reír gracias, y menos si iban en mi contra.

-¡Buenas…-Empezó Liam.
-…tardes! –Concluyó Leo. Vaya, venían con ganas de guasa, estaba perdida.
-¡Hola! –Respondió Karem de espaldas mientras doblaba unas prendas. -¿En qué puedo ayudar…-Cuando se giró, descubrió que eran dos miembros del famoso G4 de las revistas. A Leo ya lo conocía, pero a Liam no. Incluso me reí, a Karem se le cayó el montón de ropa al suelo cuando lo vio.

Y es que es normal, Liam con sus dos metros ocho centímetros imponía mucho. Y pongamos que, si Bryce y Aaron eran los atractivos del grupo, el primero en versión chico malo y el segundo en versión chico bueno, Leo era el guapo con cara de niño bueno pero en versión mujeriego, Liam era el buenorro, pontentorro, macizorro, cañón, en versión deportista. Que no quitaba que los demás tuvieran también su cuerpazo y sus buenos músculos, pero Liam era Liam… Y vaya Liam… Más que acortar su nombre Williams a Liam, habría que alargárselo. Jajaja dios mío, estaba muy tocada, no sabía ni cómo pude llegar a pensar esas cosas.

-Pues sí que puedes ayudarnos. Por ejemplo a convencer a esa chica de allí –dijo Leo volviendo la cabeza para mirarme, -de que venga a la fiesta de bienvenida que le hemos organizado a Ashley. –Y los tres se giraron a la vez para mirarme intensamente.
-No, me niego. Seguro que va a ir un montón de gente rica e importante, gente de la televisión, la prensa o revistas del corazón. Yo no estoy hecha para esas cosas. Sería como meter a… -Me quedé pillada, no sabía cómo continuarlo.
-¿Un cerdo en un corral de pavos reales? –Liam terminó la frase por mí.
-Gracias Liam, tu siempre tan detallista, saliéndome al encuentro cuando me quedo perdida… -Modo ironía ON.
-Para eso estamos. –Y me sonrió con cara de pillo. ¡Qué mono! ¿Estaría Liam despertando hoy mis instintos más ocultos? Sería que me había pillado con la guardia baja.
-Bueno, bueno, dejad de tontear. –Leo nos cortó el rollo. –Sabíamos que enviándote la carta no aceptarías ni en sueños. Por eso nos hemos presentado aquí. No nos vamos hasta que cojas el vestido que más te guste de la tienda y te lo lleves. –Vaya, eso sí que no me lo esperaba.
-¿Y qué interés tenéis vosotros en que yo vaya? –Seguro que había un motivo oculto. No podían ser las cosas tan buenas cómo parecían.
-¿Nosotros? –Dijeron al compás, mientras se giraban para mirarse un segundo y volver de nuevo la vista hacia mí. –Ninguno. ¿Por?
-¡Oh claro! ¡Venga ya! ¡Vosotros dos, los cazadores de mujeres, vais a perder tiempo de pasarlo con alguna por convencerme a mí de ir a una fiesta!
-Venga ya Valeria, nos conoces muy poco. –Dijo Leo acercándose a mí y echándome un brazo por el hombro. Yo lo miraba con cara de escéptica, no iba a dejarme engatusar por su mirada de conquistador nato con el que se llevaba a todas las mujeres.
-Exacto, ¿cómo piensas que no querríamos pasar tiempo contigo desinteresadamente? –Liam se sumó a Leo. También vino hacia a mí y me pasó el brazo por los hombros.
-O me decís ya un motivo creíble o no voy. –Dije mirando hacia adelante. Ignorando sus miradas de ojitos brillantes puestos a conciencia para convencer.
-Pues sí que eres dura de pelar. –Al parecer Leo se dio por vencido. Karem nos miraba riéndose por lo bajini. Realmente tenía que ser una escena muy cómica. Yo, una simplona chica del montón, captando la atención de dos auténticos sex bom.
-Pues creo que entonces no irás. Nuestros motivos son poco creíbles para lo escéptica que tú eres. –Saltó Liam a la defensiva.
-Puedo abrir mi mente. Sorprendedme. –Sonreí maliciosamente. Los miré con expresión victoriosa, ya no tenían más argumentos. Al final uno desistió. Leo.
-Ya te lo dijimos en tu casa ayer, te hemos cogido cariño.
-Sí, ya te consideramos una de los nuestros, chica guerrera. –Prosiguió Liam. Eso me había llegado al corazón. –Por eso, y por Bryce, al que se calma cuando estás presente, por Aaron, que te ha cogido también mucho apego, por Ashley, que nos dijo que te iba a enviar la invitación pero la paramos antes porque le dijimos que eso no serviría… -Guau, al final sí me estaban convenciendo.
-Por todo eso, y porque desde que conocí la otra vez a tu amiga, me he quedado prendado de ella, y no podía pasar sin invitarla a ella, que no iría si tu no fueras. –Leo cortó a Liam, que estaba diciendo cosas tan bonitas, por saltar con su comentario superficial…-Que por cierto, la otra vez no me la presentaste. ¿Cómo te llamas preciosa? –Dijo acercándose a Karem y alargar una mano para empezar a acariciarle la barbilla y jugar con su pelo. Ella le apartó la mano con cuidado y le soltó lo mejor que había escuchado nunca.
-Tengo la buena costumbre de avisar a todo el que se me insinúa, para que no se lleve sorpresas. Pero soy transexual. –Dijo con toda la frialdad y credibilidad del mundo. Leo retrocedió unos cuantos pasos a trompicones.
-Estás de broma. –Dijo Leo con la cara descompuesta.
-No, vamos, si quieres te lo demuestro, -y empezó a desabrocharse el cinturón de su pantalón vaquero y a desabrocharse el botón y bajarse la cremallera. Miré a Leo, su cara era un poema. Jajaja, bien por Karem. Que crack.
-¡No no! ¡Por favor! –Leo estaba muy muy muy apurado. Se había visto en un aprieto. Bien, así sabría cómo se siente la gente cuando él se va demasiado de la lengua. Karem empezó a reírse a carcajadas. Leo puso cara de desconcierto y Liam seguía mirando sin decir nada, dudaba un poco de que fuera verdad todo eso.
-¡Te lo has creído! Jajaja. ¡Qué gracioso! –Yo me uní a la risa de Karem, y Liam también. Dejamos a Leo con cara de mala leche e irritación, no le gustaba nada que se quedaran con él. Y menos de esa forma. Por eso no dijo nada. No sabía qué decir. –Bueno, bueno, Valeria, vamos a ir a la fiesta de bienvenida de Ashley, seguro que se alegra mucho de vernos. Además, ¿qué perdemos? Nada ¿qué ganamos? No lo sabemos, ya lo veremos allí, por ahora, buscar más oportunidades de reírnos de Leo. –Karem tenía razón. Ella siempre pensaba las cosas mucho mejor que yo. Y por eso la apreciaba tanto, entre otras muchas cosas. Era como la parte de razón de la que yo carecía.
-¿Ves? Tú amiga tiene razón. Buscaos un vestido de la tienda y nosotros os lo pagamos. –Dijo Liam. Lo miré con cara de “ni de coña”, y el me respondió con cara de “no vas a convencerme de lo contrario” y yo miré hacia otro lado con cara de “me rindo, es misión imposible”, no quería que viera esa.
-Pues alguien tiene que atender la tienda… -Dejé caer como quien no quería la cosa.
-Oops, las 9. ¡Hora de cerrar! –Dijo Leo sin mirar el reloj. Yo sí lo tuve que mirar, y tenía razón. Desgraciado… así pensé yo que habían venido demasiado tarde, casi a la hora de cerrar…se esperaban que podría ponerlos a trabajar. Muy ávido.

Mientras Karem cerraba la tienda, yo me quedaba buscando un vestido. Me los conocía todos, pero nunca me los había imaginado comprándomelos, ahora tenía que pensar cuál llevarme. Pero después de quince largos minutos elegí uno con escote de palabra de honor, falda de vuelo y cinturón ancho que me hacía una cintura muy estrecha. Era de color rosa fucsia y tenía adornos en negro. El de Karem era dorado con lentejuelas brillantes, sin mangas y escote de pico. No eran caros, si acaso 50$, que aunque para mí fuera una dinerada, para Leo o Liam era simple chatarra de bolsillo. Íbamos a ir las dos radiantes, íbamos a captar más miradas de atención y asombro que una vampira de Crepúsculo a las tres de la tarde haciendo topless en la playa. Aunque la única atención que quería captar era la de Aaron. Sin embargo, sabía que Ashley no me haría sombra, me cubriría por completo. No se puede tapar el Sol con un solo dedo.