Capítulo 22: Mala hierba
-Valeria… ¿qué quiere decir esa cara de tonta que has puesto? –Dijo Karem con cara de interesante. –Imagino que será Aaron, ¿no? No creo que pusieras esa cara de boba con Bryce, que se dedica a hacerte la vida imposible. Aunque claro… también podría habérsete cambiado tu opinión hacia él por lo bien que te trató el otro día en su casa…
-¿Qué? ¡Tonta! ¿De qué estás hablando? A mí no se me ha quedado cara de boba en ningún momento. Sólo estaba sorprendida al igual que tú, porque no me los esperaba. –Tenía que buscar una excusa, podía hablar de todo con Karem, menos de amor, ese siempre había sido mi tema tabú. Me daba mucha vergüenza…
-¡Claro! ¡Evidentemente! Estabas “sorprendida” porque no te los esperaba… Pues claro… ¡Por eso a Aaron era al único al que no le quitabas el ojo! Por casualidades de la vida te habías quedado tan sorprendida, que te quedaste paralizada justamente en la trayectoria de tu mirada a él…
-¡Mira! ¡No me toques el alma! ¡Eh! ¡No es nada y punto! Son los dos unos chicos guapísimos y es totalmente normal que me quede mirándolos embobada. –A ver si esta excusa le valía…
-En ese te doy la razón… Pero este tema tenemos que retomarlo alguna vez. –Al menos había valido la excusa por ahora… Pero lo que me preocupaba en ese momento, fueron de nuevo las palabras que me dijo Bryce, “no tienes ninguna posibilidad con él”. Dichoso Bryce, siempre metiendo la pata… Ahora esa frase me perseguía cada vez que me encontraba con Aaron…
Al día siguiente, la Uni estuvo muy tranquila. A lo mejor habían entendido mi mensaje de que no iban a conseguir que me echasen… No tuve problemas con nadie, solamente con mi tranquilidad mental, porque no había podido estar con Aaron a solas. Shelby ya volvía a hablarme con normalidad… Ojalá que las cosas se hayan calmado por fin. En el descanso estuve con Alan. Le hablé de la fiesta de disfraces. Sólo dijo que me lo pasara muy bien, que no me fiara mucho de esas chicas, y que quería una foto para verme. ¡Qué Alan este! ¡Siempre conseguía ponerme de buen humor!
Por la tarde, volvió a acompañarme al trabajo como el primer día. Le dije que no era necesario, que ya no tenía problemas en la Uni, pero insistió.
-Estás jugando a dos bandas. ¬¬ -Dijo Karem cuantito entré. ¿Pero ésta siempre llegaba antes que yo para vigilar mis pasos?
-Paso de ti… -Dije ignorándola y pasando detrás del mostrador.
-¡Venga ya! ¡No te enfades! ¡Estaba de cachondeo! –Dijo intentando arreglar las cosas. –Venga, sólo nos quedan 5 horas de trabajo y ¡estarás lista para la fiesta!
Las horas pasaron muy rápido. Al momento me encontraba ya vestida. Llevaba una camisa blanca con una pajarita morada. Remetida por una falda negra larga hasta la rodilla. Unas medias rotas y unas botas negras tipo de montaña con cordones, que Karem me había dejado junto con la capa. No llevaba dentadura de colmillos, pero bueno, Karem se encargó de resaltarme las ojeras con un lápiz de ojos morado y negro. Con una barra de labio me pintó los labios de color rojo pasión. Y mi cara estaba completamente blanca, había mucho contraste entre ella y mi tono de piel, por lo que me tuvo que pintar también el cuello. Para las manos usé guantes. Incluso con el pintalabios me hizo las marcas de sangre chorreando por la comisura de mis labios. Ya sé que no era el mejor traje de vampiresa. Que debería haber usado un traje de época, pero no tenía nada mejor. De todas formas, daba miedo jajaja. Le agradecí a Karem enormemente su ayuda. Me hice la foto con el móvil para enseñarse luego a Alan, y me fui muy animada. Cuando llegué allí eran exactamente las 8pm. Tuve que esperar sólo cinco minutos. Las tres aparecieron vestidas con sus mejores trajes de gala.
-Sentimos la tardanza. –Dijo Cindy.
-¿Por qué pones esa cara Valeria? –Dijo Stephanie.
-Dijisteis que era una fiesta de temática de Halloween… Me habéis mentido. –Estaba muy ofendida, me sentía ridícula.
-¡No! ¡Para nada! ¡No nos gusta la palabra mentira! Usa mejor, broma. Era una broma. ¿Realmente crees que podría haber una fiesta de Halloween tres semanas antes de la fiesta, y en un sitio tan exclusivo como una tienda de semejante firma de ropa? –Dijo Angela llena de malicia. –Creíamos que entendías nuestra broma. Lo siento. Perdónanos. –Dijo haciéndose la dolida. Aunque le quedó poco creíble, al momento empezó a reírse.
-¡No te rías! –Dijo Cindy.
-¿Pero has visto sus pintas? Jajaja –Me la habían jugado bien pero bien. De todas formas, ya estaba allí y no quería irme. Tenía la impresión de que todavía quedaba mucha noche por delante.
-Voy a comprarte la entrada de 2.000$. –Dijo Stephanie mientras se acercaba al mostrador. Habíamos llegado en un momento al sitio.
-No, ya dije el otro día que me la compraría yo.
-No te preocupes, no consigues mucho con tu trabajo de media jornada, ¿no? –Dijo ella con su tono de suficiencia y superioridad. Me estaba cabreando. Pero tranquila Valeria, ya elegirás el momento adecuado para hacerte valer. Por lo menos me limpié las marcas rojas de las comisuras de los labios que imitaban sangre. Espero que no me quedara el refregón. Si iba a estar impresentable, mejor que pareciera estilo propio que disfraz de Halloween.
Una vez dentro, nos dimos un paseo entre la gente, admirándolos, había mucho famosos. El salón era enorme. Parecía mentira que aquello pudiera ser una tienda. Era inmenso. Y la música sonaba por todos lados.
-Valeria, creo que aquí pintas muy poco.
-Exacto, no encajas para nada.
-Creo que fuimos demasiado consideradas al invitarte. -¿Se traían estudiado el guión desde casa?
Iba a responder, pero en ese mismo momento vino un camarero y me dio una bandeja vacía. –Ve a llevarla para que la repongan –Dijo. No podía creérmelo.
-Jajaja. ¡Oh! Valeria, nadie te ha tomado por una invitada a esta fiesta. –Cindy se reía sin parar.
-¡Cierto! Yo no sabría si podría seguir viviendo si me hubiera pasado a mí. –Stephanie se unió.
-Pero ¿no veis que a ella le da igual? Debe estar acostumbrada a eso. –Angela tenía siempre que decir la última palabra. –Fíjate, hay muchos hijos de políticos por aquí. El hijo del presidente Kent y el heredero sucesor de la compañía Michigan. Nunca podrás ver tanta influencia junta fuera de nuestra universidad.
-Hola señoritas. –Iba a contestarle a Angela, pero me habían interrumpido por segunda vez. Se había acercado dos de los chicos que estaba describiendo antes. -¿A qué universidad vais? –Preguntó cortésmente. Una cortesía que esas víboras no se merecían.
-Ji ji ji. Vamos a la Uni. –Odiaba esa risita tonta que había hecho Cindy.
-¿Y tú? ¡Vaya! ¡Sí que sigues tu propio estilo! –Dijo otro de los chicos fijándose en mí. -¿Tú también vas a la Uni?
-Si… -No quería llamar la atención especialmente ese día.
-¡Vaya! Pareces muy maja, tenía entendido que todas las chicas de la Uni eran unas estiradas. –Vaya, al menos se había dado cuenta de la calaña de Angela y las demás con sólo escuchar sus risitas tontas. Ahora me sentía aún más tonta. Él las había calado antes que yo… -¿Cómo te llamas? –Se habían acercado a mí los dos chavales y le habían dado la espalda a las demás.
-Es normal que os parezca diferente. Después de todo, fue una cabeza loca en su anterior universidad. –Dijo Angela intentando captar su atención a mi costa.
-Cierto, fue muy promiscua. Se tiró a cuántos tíos se encontró en su camino. Tengo entendido que a todo el equipo de fútbol. –Continuó Stephanie. Su mirada era maliciosa.
-Y además tuvo varios abortos. –Concluyó Cindy. Me daba pena en realidad, siempre tenía que ser la que añadiera algo a lo de las demás para no quedarse fuera. Los chicos se fueron y nos dejaron solas.
-La pizarra… -Dije apretando los puños con todas mis fuerzas. Casi me hago sangre clavándome las uñas.
-Sí. Lo escribimos nosotras. –Hizo una pausa. –Pareces desconcertada, Valeria. Un rumor como ese no debería afectarte tanto.
-¿Por qué lo hicisteis? –Tenía que controlarme. No debía llorar. Aunque no era de pena, era de rabia e impotencia. Me dolía haber confiado en ellas y haber caído en sus sucias trampas.
-Nosotras gastamos mucho tiempo y dinero en llegar a ser mujeres perfectas. Que un día se casarán con un hombre perfecto. Es decir, con mucho dinero. –Dijo Cindy.
-Exacto, hombres como el G4. Pero es una fantasía que tú pudieras conquistarlos. Valeria mala hierba. –Continuó Stephanie.
-Además, parece que quieres algo con Aaron, te hemos visto a solas con él un par de veces. Pero él ya está enamorado de alguien. Así que no te hagas esperanzas. –Angela era la peor de todas, sabía cuál era mi punto débil y lo estaba usando en mi contra. –Aunque no me preocupo de eso, una chusma como tú nunca tendría esa oportunidad. Sólo te lo decimos para que sepas cuál es tu lugar. –Y dicho eso, me arrojó el champagne que tenía en su copa a la cara.
-Jajaja. ¿Por qué no lo lames del suelo? Me da pena por ese champagne desperdiciado.
-Me da vergüenza estar a tu lado.
-Mira, por allí está la salida. Ya puedes irte. –Y se dieron la vuelta para irse. Pero apareció un hombre que se acercó a ellas.
-Angela, señoritas ¿se están divirtiendo? –Dijo el hombre, que era calvo, bajito, gordo y feo. -¿Qué hacen unas chicas tan lindas solas por aquí? –Y le dio un sorbo a su copa de carísimo champagne
-¡Oh! Joshua, qué alegría verte por aquí. –Falsa.
-Enhorabuena por la nueva compañía que habéis formado.
-¡Sí! Eres el orgullo del grupo Lionel.
-Jajaja, gracias señoritas. Y ¿ella es amiga vuestra? –Dijo apuntando hacia mí.
-¿Ella? Que va, no la conocemos. –Dijo Angela tirando de su brazo para llevárselo de allí. Era repugnante ver cómo se podían vender por dinero.
Me quedé sin palabras, pero con champagne goteando por los bordes de mi cara. Estaba muy impresionada por sus duras palabras. Aunque eso no fue lo que más me dolió. Habló de Aaron para hacerme daño. Y eso sí que no podía aguantarlo. Además, ¿Qué coño era eso de “Valeria mala hierba”? Incluso lo dijo en español para que rimara. Se creería así muy guay o superior o más importante. Pero era pija incluso para eso. En el instituto, yo tenía una amiga que tenía un apellido que también hacía una rima peculiar. “Rocío Troya” se llamaba. La gente para meterse con ella, cariñosamente, le decía <Rocío Troya, que rima con…chirimoya, que rima con…Camboya, que rima con…argolla…con claraboya…con cebolla…ampolla…olla...> Pero nunca decían polla, ahí radicaba la gracia del asunto. Eso sí que eran rimas buenas y graciosas en las que nos reíamos todos. Y no esa súper rebuscada sin gracia ninguna. Aunque me sentí importante. Se había tomado la molestia de buscarse una manera de fastidiarme. Y tuvo que recurrir al español para usarla. Aunque me había hecho gracia y se me había ido un poco la mala leche. El enfado y la indignación seguían ahí. E iba hacer algo al respecto. Las busqué por toda la tienda y las encontré al final en los cuartos de baño. Maquillándose… Como no…
-¿Visteis su cara?
-Claro que la vi, es lo que se merece. Por entrometida. ¿Qué se cree que es la campesina esta? Viniendo la última y arrasando con todo, llevándose todas las atenciones y popularidad. Valientemente…Como si nosotras invitáramos a gente de su calaña a fiestas tan cool como esta.
-Bah, seguro que esto no lo ha soportado. Ahora estará triste y sola, llorando mientras vagabundea por Central Park. Jajaja.
-Bueno, ¿qué me decís del gordo Joshua? ¿No creéis que su calva aumenta cada día? Aunque sea el presidente de la compañía, aspiro a algo más que un feo, calvo, gordo bajito.
-Cindy, da igual si son gordos, calvos, feos o bajitos. Sabes que nuestra misión en convertirnos en las perfectas esposas de algún presidente de alguna compañía, algún día. –Dijo Stephanie. -Para empezar, debemos insinuarnos y hacerles la pelota a los jóvenes ejecutivos, y dejar que nos regalen cosas muy muy caras.
-¡Eres tan malvada!
-¡Mira quién fue a hablar! Ese perfume te lo regaló uno de esos ejecutivos, ¿no?
-Venga ya, volvamos a la caza de hombres. –Concluyó Angela.
Y salieron al salón. Era justo lo que estaba esperando, para que cuando fuera a entrar en acción. Y ese momento fue cuando vi a Angela coqueteando con un chico. Ella me la iba a pagar por lo que me había dicho.
-Yo que tú tendría cuidado con esta chica. ¿O tal vez debería decir víbora devoradora de hombres? –Dije dirigiéndome al chico. Además, lo dije y tomé a continuación un sorbo de la copa de champagne, para darle más emoción al asunto y hacerme más la interesante. -¿No? ¿Angela? –Esta vez la miré a ella. -¿Por qué pones esa cara? –Ahora me tocaba a mí hablar con malicia.
-¿Es una amiga tuya? –Dijo el chico desconcertado.
-No-no. No sé quién es. Es sólo una chusma muerta de hambre.
-¡¿Qué dices mujer?! ¡No te cortes! ¡Pero si somos como hermanas! –Dije cogiéndome de su brazo. –Habíamos venido juntas aquí para conseguir un hombre rico y así tener nuestra vida resuelta. ¿No es así? –Toma ya, chúpate esa furcia.
-¿Pero qué barbaridades estás diciendo? Anda, déjame en paz y vete. –Y me miró de una manera que parecía que iba a explotarle la cabeza.
-Oh, no te asustes chico. –Dije dirigiéndome al chaval, que nos miraba aún más desconcertado. –Es que ella tiene una extraña forma de demostrar su aprecio. Una es haciendo como que no conoce a esa persona, y otra es arrojándole champagne por la cabeza. –Y dicho eso, vacié toda mi copa sobre su pelo. – ¿Lo comprendes ahora chico? ¡Uy! Se ha marchado. Una pena, ¿no Angela?
-¡Pagarás por esto puta! –Dijeron Cindy y Stephanie al compás mientras venían hacia donde estábamos Angela y yo. Definitivamente se tenían aprendido los diálogos de memoria. Habían dicho la misma frase al compás. Pobrecitas, ni siquiera sabían hablar si no lo tenían preparado de casa. Angela ni podía hablar del asombro.
-¡Que os folle un pez! –Dije mientras les hacía a las tres un corte de manga. –Yo no soy ninguna puta. Pero vosotras sois unos parásitos que viven a costa de los hombres. Si tanto queréis al G4, ¡QUEDÁOS CON ELLOS! –Y subí ahí el tono de voz para darle más énfasis.
-No te creas que vas a salir airosa de esto, nos vengaremos. –Dijo Angela. Vaya, lo primero que dice después de su shock, y era la chorrada esa.
-Muy bien, así veréis lo que soy capaz de hacer. Porque que sepáis, que las malas hierbas nunca desaparecen para siempre. Por mucho que las arranquen o muchos herbicidas que le echen, al final vuelven a crecer. Y “Valeria mala hierba” es una especie muy fuerte. –Y desaparecí de allí una vez dicho esto.
Una vez en la calle, toda mi coraza desapareció de nuevo. Era muy doloroso emocionalmente. En ciertos momentos de peligro me volvía la más fuerte, pero una vez a salvo, toda mi capacidad emocional se derrumbaba. Como si tuviera un 100% de capacidad para estar psicológicamente estable, y al gastarla toda en la lucha, me volviera la persona más vulnerable y frágil del mundo. Y en ese momento, lo estaba, pero no por haber sido engañada y ridiculizada por ellas, que también, sino por aquellas malintencionadas palabras <Aaron ya está enamorado de otra persona. Por supuesto, alguien como tú no tiene ninguna posibilidad con él>
Ese fue el primer día de muchos que soñé con Aaron. Ni siquiera me lo propuse, no me acosté pensando en él, precisamente porque eso me dolía por mucho que intentara negármelo. Cuando desperté por la mañana, sólo recordaba que él no estaba, y yo lo esperaba en el estanque con las ardillas. La soledad había creado un espacioso vacío en mi pecho. Quería que volviese. Porque era él único que podía llenarme.
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