Capítulo 21: Hormiguitas por el suelo
Al día siguiente, no estaba yo de muy buen humor de por sí. Todavía recordaba la expresión molesta de Aaron. Y para colmo, en la taquilla, cogiendo los libros, escuché a dos chicas que hablaban.
-Lo he visto, impresionante. –Dijo una.
-Sí, imagino que las chicas que vienen de universidades públicas son diferentes a nosotras. –Contestó la otra.
¿Se referían a mí? Tenía entendido que yo era la única que venía de una universidad pública allí. Cuando me vieron. Se fueron inmediatamente de allí. Sí… era por mí. Aunque dar un poco de duda no venía mal. ¿Qué me tocaría sufrir esta vez?
Entré en la clase, y todo el mundo estaba congregado delante de la pizarra. ¿Qué había escrito? Me abrí paso entre la gente, aunque directamente se apartaban al verme, como si estuviese apestada. Y me miraban con mala cara. Lo normal vamos…
Lo que no era tan normal fue ver lo que estaba escrito. <A Valeria Spinoza le iba la marcha en su otra universidad. Se tiró a todo el equipo de fútbol y tuvo varios abortos.> Sin comentarios. Estaba tan pero tan tan furiosa, que si hubiera sido un volcán inactivo, habría entrado en erupción. Salí de allí y me dirigí directamente a buscar al G4. No era difícil saber dónde estaban. Al lado de la fuente junto a la gran palmera, saltándose las clases.
-¿Cómo que he tenido varios abortos? ¡SO BESTIAS! –Sentía como la lava salía a borbotones desde el interior del cráter. -¡Yo todavía soy virgen! ¡Animales! –Y me fui de allí para no darles tiempo a contestar. Bueno cambié de opinión, me giré cuando había recorrido ya unos pasos y me dirigí a ellos con toda mi determinación- Vosotros en vez de llamaros “Great 4” deberías ser el “Gay 4”. Menuda panda de cobardes que no se atreven a hacer las cosas a la cara…-Y me fui de verdad. Ya me había vaciado, aunque el humo y la ceniza seguían saliendo, ahora me quedaba el coraje.
Cuando Valeria se fue de allí.
-¿A qué ha venido eso? ò_ó –Dijo Leo sorprendido.
-No lo tengo muy claro… Seguro que es cosa de Bryce –Respondió Liam.
Miraron los dos a Bryce, el cual ya estaba fantaseando en voz alta.
-Ha venido exclusivamente a decirme que es virgen…Entonces me está diciendo que no le pertenece a nadie…Por tanto me está ofreciendo su virginidad…Por eso ha venido a decírmelo, quería que yo lo supiese… -Estaba desvariando, transformando la realidad a su antojo… como siempre.
-¡Quieres volver a la realidad y arreglar el cortocircuito en tu modo de razonamiento! –Dijo Leo dándole en la cabeza con la mano para que saliera de su ensimismamiento.
Aaron, como siempre, se limitó a no decir nada y observa detenidamente.
Volviendo con Valeria.
¿Habré hecho bien al decirles eso? Bah, a lo hecho pecho. Esa no era una broma divertida. Habían caído muy bajo. Así que me daba igual lo que pensaran de mí. Cuando llegué a la clase, tres chicas estaban borrando la pizarra.
-Realmente han caído muy bajo esta vez. Valeria no se merece ser tratad así. –Dijo una.
-¡Angela! ¡Cindy! ¡Stephanie! –Dije sorprendida. Esas chicas nunca habían hecho nada por mí. Simplemente se habían limitado a chismorrear malas cosas sobre mí.
-¡Oh!, Valeria –Dijo Angela. –Estábamos esperándote. Ven un momento con nosotras. Queremos hablar contigo en un sitio donde el G4 no pueda vernos.
-Ok. –Y las acompañé hasta el cuarto baño de las chicas.
-Nos sorprendimos mucho cuando vimos lo que estaba escrito esta mañana en la pizarra. –Dijo Cindy algo compungida. –Como mujer no puedo perdonarlos.
-No sé cómo reaccionaría si alguien escribiese eso de mí. –Continuó Stephanie.
-Tienes mucho aguante Valeria. Eres nuestra ídolo. Te admiramos mucho por cómo te has enfrentado al G4. No te lo habías dicho antes por miedo. Perdónanos. –Concluyó Angela.
-Gracias. –Eso era extraño. ¿Por qué eran tan amigas mías ahora?
-Queríamos decírtelo desde hace tiempo.
-Sí, ¡eres tan salvaje Valeria! -¿Salvaje? Ò_ô ¿Debía tomármelo a bien?
-Mañana por la noche, vamos a una fiesta de disfraces que ha organizado una nueva firma de moda que va a inaugurar una nueva tienda. Dijo Cindy.
-Nos han invitado, podemos llevar una invitada. ¿Quieres venir con nosotras?-Continuó Angela.
-¿De disfraces? –Qué raro, nunca había visto que una nueva apertura de una tienda de una firma de ropa, hiciera una fiesta de disfraces como inauguración. Sería aquí muy normal. Aunque claro, nunca había asistido a la apertura de una tienda de una firma importante en España…
-Bueno, pero creo que debería pagarme la entrada. Decidme cuánto es y os acompaño encantadas. –No quería abusar ni aprovecharme.
-Son 2.000$, pero no te preocupes, ¡¡entre las tres te invitamos!! –Dijo Stephanie sonriendo, cogiéndome del brazo.
-¿¡Quée?! Ahora sí que no puedo ir. –Ni de coña tenía tanto dinero.
-¡No hay más que hablar! ¡Ya está decidido! –Dijo Cindy agarrándose a mi otro brazo.
-La temática es de Halloween. Como sabes, dentro de unas semanas lo será. Así que ya sabes, búscate un buen disfraz. –Y Angela se unió también a mi brazo. No me quedaba otra opción que aceptar.
Esa tarde en el trabajo, le pregunté a Karem alguna ocurrencia sobre qué disfraz podía ponerme. No tenía mucho dinero que derrochar en disfraces. Ese día no tenía muchas ganas de nada, seguía dándole vueltas al enfado de Aaron. Pero Karem era una de esas personas que te alegran el día y te hacen olvidarte de todo. Era lo que más me gustaba de ella. Aunque seguí pensando que me hubiera gustado encontrarme con él ese día de una forma normal, y no de la que lo habíamos hecho… Karem me sacó de mis pensamientos.
-¿¡Entonces vas a esa fiesta Valeria?! –Dijo tan ilusionada, como si fuera ella misma la que iba a ir.
-Sí… Me dijo el nombre de la diseñadora, ya se me ha olvidado. Sólo sé que es mañana a las 8 en la entrada principal a Central Park.
-¡Es genial! Ojalá yo pudiera ir también a una fiesta así… -Dijo soñando.
-Karem, céntrate. Te estaba preguntando por qué ponerme mañana. No tengo ningún disfraz en condiciones…
-Cierto. Pues a ver. ¿Por qué no vas de vampiro? Sólo tienes que pintarte la cara de blanco, los ojos negros ojerosos, los labios muy rojos y la ropa negra. Yo puedo dejarte una capa que tengo de otro disfraz.
-¡Qué idea tan buena! No se me había ocurrido. –Era realmente espléndida.
-Hombre… ¿pero quién te crees tú que soy yo chavala? ¡Vamos! El asombro ofende –Dijo haciéndose la indignada. –Como creo que no tienes ni idea de maquillarte, mañana después del trabajo, te pinto yo. Me traigo las pinturas y la capa. Tú te vistes aquí y listo.
-¡Genial entonces! –Ya estaba todo resuelto. No había nada más que me preocupase.
-Tú antes muy preocupada pensando en que no debías fiarte de esas chicas, y ahora estás súper feliz. Pareces bipolar…
-Y seguramente lo sea… me lo he planteado, no te creas. Pero mi sigue pareciendo extraño que unas chicas de tanto poder adquisitivo como ellas, quieran ser mis amigas… De Angela tal vez… pero las otras lo veo difícil.
-Quizás sientan compasión por ti. A lo mejor si les das una oportunidad, descubres que no son malas en el fondo. Aunque ya sabes que a mi allí todo el mundo me resulta sospechoso. No me fío nada de los estirados aquellos. Y recuerda lo que te dije de Shelby, que te haya hablado bajito no significa nada.
-Ya… pero tal vez las hay prejuiciado sólo porque son ricas…
-Por cierto, ¿alguna novedad con el G4? –Cambió de tema Karem.
-Pues sí, la verdad es que hoy me han hecho una jugada muy sucia la verdad…-Pero Karem no me estaba escuchando. Estaba mirando a los dos chicos guapísimos que habían entrado
-¡Valeria! ¡Valeria! ¡Mira! ¡Han entrado unos chicos que están buenísimos! –Dijo moviéndome el hombro mientras hablaba bajito intentando disimular. Eran Aaron y Leo… si es que no se puede hablar de nadie… Pero es que eran tan deslumbrantes y tan guapos, que ni siquiera Karem los había reconocido en persona después de haberlos visto tantas veces en las revistas.
-¡Estaba seguro de que eras tú Valeria! –Dijo Leo muy animado.
-¿Qué haces en un lugar como este? –Dijo Aaron con tan poco entusiasmo como siempre.
-Trabajo aquí…-Oops. No estaba preparada para esto.
-Conque un trabajo a media jornada, ¿eh? De verdad que eres una chica de la clase trabajadora. –Dijo Leo mirándome por encima de las gafas de sol. –Aunque creo que en tu caso, es una VIRGEN de la clase trabajadora. –Desgraciado, sólo buscaba reírse de mí. ¿Pero qué confianzas eran esas?
-¡No digas esas cosas raras! ¡La gente podría mal interpretarlas! –Me había enfadado.
-¡¿Pero qué se puede malinterpretar ahí?! Es la pura verdad. ¿Acaso no viniste hoy a decírnoslo expresamente? Si quieres conseguir algo conmigo, no hace falta que des tantos rodeas, ¡sé directa! Yo no me ando con rodeos. Jajaja. –Puto Leo. Se estaba riendo a mi costa.
-¿Cuánto vale ese colgante de ahí? –Dijo Aaron señalando uno colgante con forma de caballo alado que había en una vitrina del mostrador. Él siempre iba a su bola, por libre. Quizás por eso me gustaba tanto. Se veía tan atractivo cuando se ponía pensativo, mirando con detenimiento las cosas…
-¿Adónde vas a ir con eso? Es para tía. –Leo rompió el mágico momento…
-¿Quién ha dicho que vaya a ponérmelo? Lo voy a comprar sólo porque me gusta, me resulta interesante. –Y el aura que rodea a Aaron me envolvió en aquel justo momento.
-Aaron, eres muy extraño –Dijo dirigiéndose a él. –Este chico puede ser muy extraño. A veces se queda embobado mirando las hormiguitas del suelo, sólo porque es interesante verlas “trabajar y comunicarse entre ellas”. –Terminó dirigiéndose a mí y a Karem. La cuál se agachó la mirada por vergüenza. Se había ruborizado.
-¡No soy extraño! –Guau, Aaron había mostrado entusiasmo en algo, impresionante. -¡¿Cuánto vale?! Todavía no me lo has dicho. –Dijo metiéndome prisa.
-Cinco dólares. –Dije todavía hipnotizada. A mí él no me parecía extraño en absoluto. Me parecía increíble que una persona así pudiese existir.
-¡Nos vemos! –Dijo Leo desde la puerta, yéndose.
-¡Espera Aaron! ¡El cambio! –Dije desde el mostrador.
-Puedes quedártelo. –E hizo un gesto con la mano para despedirse porque ya estaba de espaldas. ¿Seguiría enfadado conmigo por lo del otro día? Y encima yo había ido corriendo a decir lo de virgen a los cuatro vientos… Pero bueno, me había hablado, y su expresión estaba relajada. Aunque claro, teniendo en cuenta lo raro y poco expresivo que era, todo podía ser posible. Creo que hasta que no se lo preguntase, me estaría comiendo la cabeza sobre ese asunto.
Pero por ahora, estaba contenta, teníamos algo en común. A mí también me parecían interesantes las hormigas del suelo. Me solía quedar embobadas mirándolas cuando era pequeña.
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