Primero y principal que... Qué rápido se ha pasado el verano, ¿no? Aparte, quiero decir que esto no es una
carta de despedidas, puesto que vengo en todas las vacaciones y algún que otro
puente que se tercie. No os voy a hablar del grupo ni de cada uno en
particular, ya os di el tostón con eso con la entrada de blog. Esto es una carta de agradecimientos.
Tampoco me voy a poner sentimental, que
a mí eso no me va. Sólo quiero deciros que sois geniales. Todos. Que gracias a
vosotros, por ahora, la etapa del instituto ha sido la mejor que tengo. Aquella
cárcel en la que, a medida que aumentas de curso más restricciones tienes, ha
sido única. Ya me puedo llevar ocho años en la Universidad, que no voy a
encontrar nada igual a lo que somos nosotros.
Somos peculiares donde los haya, somos
una gran piña de partes muy distintas. Nos podemos decir barbaridades con total
naturalidad que eso es lo más normal del mundo. Decir la primera tontería que
se nos pase por la cabeza sin miedo ni pudor, ¿por qué? Porque otro te va a
saltar con una tontería aún mayor, o simplemente porque hay confianza para
abrirse sin vergüenza. Lo que nos tenemos que decir a la cara alto y claro, nos
lo decimos, y punto, sin miramientos ni rodeos. Hacéis de un día aburridísimo
la mayor diversión. No hay que montar grandes planes ni cosas, sólo con
nosotros mismos nos montamos la fiesta. No nos hace falta más nadie. Y si
discutimos, al momento ya estamos como siempre. Porque en el fondo nos
queremos, que es lo que nos mantiene unidos al fin y al cabo. Sólo así se une a
antisociales, ateos, capillitas, bordes, individuos con trastornos de humor o
con votos de clausura, modernas, anclados en los ochenta, camperos,
indefinidos, gente aparentemente normal… ¿Alguien tiene una explicación a por
qué estamos juntos? Parece que hemos nacido de ir recogiendo a hijos perdidos
de la sociedad o eslabones sueltos de la evolución. Pero no puedo estar más
orgullosa de nosotros. No somos lo que somos por grandes eventos, sino por
pequeñas cosas de cada día. Con nadie más voy a poder montar circos en los que
nos crezcan los enanos como con vosotros.
Vosotros me conocéis ya, sabéis que no
me voy por capricho. Por un capricho de ir a otra ciudad a estudiar no dejo
atrás todo lo que tengo aquí. Madrid no puede aportarme ni la décima parte que
vosotros. Siento que este no es mi lugar, que aquí no debo estar, es algo más
fuerte que una idea, no se puede explicar, los que compartís mi mismo
sentimiento lo entenderéis. Si me voy es por algo mucho más fuerte, es demasiado
lo que dejo atrás. No es un capricho, es una necesidad. Siento que me merezco
algo mejor que Coria. A pesar de que la quiero un montón y soy la primera en
defenderla en cualquier lado aunque también la primera en criticarla. Es como a
la familia, el que no pertenezca a ella no tiene derecho a quejarse. Me voy porque soy así, pienso así, siento
así, tengo esta personalidad y esta forma de ver la vida.
Miradlo de otra, si no quisiera irme,
no sería yo, sería una Mónica distinta con otra forma de pensar, sentir, con
otra personalidad y una manera diferente de ver la vida. No podría ser yo sin
el sentimiento de escapar. Una decisión implica una personalidad. Y sin esa
decisión yo tendría otra. Y entonces no me querríais como ahora, no estaríamos
tan unidos tal vez. Todo sería diferente. Por mucho que me podáis decir que
allí es el mejor sitio para estudiar o similares, ese es sólo el lado bueno
para mí. Por eso intento haceros ver el lado bueno para vosotros.
Algunos me decís <¿Y qué voy a hacer
yo sin mi Mónica?> Y yo respondo <¿Y qué voy a hacer yo sin vosotros?>
Sí, que no tendré problemas para socializarme y buscarme gente con quien salir
y tal. ¿Pero con quién voy a ir por la calle con una conversación absurda y sin
sentido andando mientras pegamos voces? ¿Ahora con quién vamos a ir liándola
por ahí? ¿Reírme a carcajada limpia escandalosamente por la mayor chorrada nunca dicha? O como ser yo misma simplemente: gritona, con mis
desvaríos, mis pegotes, mis idas de
olla, mi forma de ser que necesita paciencia (eso vosotros lo sabéis bien), acostumbrarse a mí, cogerme
cariño y sobre todo quererme. Con lo que cuesta aguantarme a mí, eso va a ser
complicado, pero también lo más importante. Parece tan fácil en nuestro grupo
ser uno mismo, pero parad a pensarlo, ya no es tan fácil serlo afuera, ¿verdad?
No estoy hablando de fingir, estoy hablando de guardarnos las cosas que se nos
pasan por la cabeza para no “meter la pata”.
Toda una vida esperando sentirme plena y cuando estoy en lo más alto… Zas. Toda mi vida he sido la rara marginada, a la que miraban mal porque dice todo lo que se le pasa por la mente, no sigue lo que todo el mundo hace, va a su bola y no tiene nada que ver con nadie. Sí, lo sigo siendo y lo seré siempre, pero ahora lo soy con vosotros, y es mucho más de lo que siempre he esperado que tendría. Ya dije una vez que el dolor de ser marginado no es comparable a la felicidad de encajar. (Para más información mirar el otro discurso) El segundo es un sentimiento mucho más fuerte. Por eso lo duro cuando ya no esté con vosotros será volver a sentirme como una hija perdida de la sociedad o un eslabón suelto de la cadena de la evolución. No voy a encontrar a ningún grupo como vosotros. Eso ya lo sé. Y para nada es mi intención sustituiros, ni mucho menos. Primero porque es imposible, y segundo porque no me da la gana. Así que poneos a pensar ahora quien necesita más a quién.
Creo que no tengo nada más que decir
que gracias por todo. Somos unos privilegiados por tenernos. No todo el mundo
disfruta de algo como lo nuestro. Voy a echaros mucho de menos, más que
vosotros a mí, pues vosotros os seguís teniéndoos. Yo sólo soy una pieza del
puzzle que se pierde por ahí. Pero es puzzle sigue estando, sólo que desordenado,
pues vosotros os crearéis ahora vuestro propio grupito de compañeros de
universidad con los que salir. Lo mío es más radical porque me voy sin que
nadie lo acepte todavía. Pero en unos años cada pieza se perderá por ahí. Y
vuelvo a repetir, no es el lugar, es la forma.
Es muy difícil estar con todos a la vez
en contacto ahora que cada uno coge un camino, aunque sea en la misma ciudad.
Así que por favor, POR FAVOR, haced todo lo posible para seguir juntos, vosotros que
podéis y no tenéis problemas con la maldita distancia. Hacedlo por mí, no
desaprovechéis la oportunidad que yo no tengo y quisiera tener.
Al final me puse sentimental… Como dice
Amaral: ¿Dónde empieza y dónde acabará el destino que nos une y que nos
separará? El domingo por lo menos no. En fin, no tengo nada más que decir
excepto que GRACIAS y ojalá existiera la
puerta mágica de Doreamon.
No hay comentarios:
Publicar un comentario